La MESA de Articulación que reúne a Asociaciones Nacionales y Redes Regionales de ONG de América Latina y el Caribe por medio de este texto quiere expresar su profunda preocupación ante los retrocesos económicos, sociales y políticos que viven nuestros países y llamar a otras redes y movimientos sociales para una necesaria articulación regional en defensa de la democracia y de los derechos humanos, condiciones sin las cuales no habrá posibilidad de construcción de una América Latina soberana e inclusiva.
Para nosotros, los motivos de la crisis económica tienen como base el agotamiento del modelo neoliberal dirigido exclusivamente a la ganancia y la concentración del capital que mina las capacidades de nuestros Estados. El neoliberalismo centra su apuesta en el extractivismo generando distintos impactos que afectan la vida de nuestros pueblos. Esta lógica extractiva violenta el bien público, afectando con ello los derechos de millones de personas, en especial, de las mujeres, los niños, niñas y adolescentes, los pueblos afro descendientes, trabajadores y trabajadoras del campo y la ciudad, los pueblos originarios y la comunidad LGTBI.
La crisis, creada por el propio capitalismo está siendo usada como excusa para que los gobiernos nacionales legítimos o los que se mantienen forzando la democracia, imponen una agenda de expropiación de derechos sin precedentes, de privatización de los servicios y derechos esenciales de la población tales como la alimentación adecuada, el acceso al agua, a la salud, la educación y la asistencia humanitaria. Además de eso, en nuestro continente, el capital transnacional está apoderándose de inmensos territorios a través de la explotación de las riquezas minerales y del agro negocio, imponiendo un flagelo a las comunidades rurales y generando un pasivo ambiental que afecta a la mayoría de nuestras ciudades.
Esta crisis económica que afecta a gran parte de la sociedad está desestructurando a millones de familias que sufren con la falta de alimento, de vivienda y de trabajo, fenómeno que está generando innumerables luchas sociales y movimientos de resistencia. Lamentablemente, esta movilización de la ciudadanía está siendo criminalizada y el aparato de los estados que no se moviliza para la defensa de los derechos, se moviliza para la represión y la violencia contra la propia ciudadanía.
La naturalización de esta violencia institucional está legitimando su crecimiento como un fenómeno endémico en nuestras sociedades. Las mujeres son las principales víctimas de este tipo de violencia promovida por el modelo neoliberal, junto a los jóvenes, trabajadores y trabajadoras, las comunidades afro descendientes y pueblos originarios, niños y niñas, y las personas mayores. Igualmente grave en este contexto ha sido el asesinato de defensores y defensoras de derechos humanos, las detenciones arbitrarias de militantes sociales que ocurren en varios de nuestros países y que demuestran el desprecio que estos gobiernos tienen por la democracia.
Es fundamental que se afirme por lo tanto, que las mujeres, la juventud, los y las activistas del pueblo afro descendiente siguen movilizadas y movilizados. A pesar de los golpes de estado y de los retrocesos democráticos ocurridos en varios de nuestros países en los últimos años, las luchas sociales no se aminoran, por el contrario, cada vez más, la ciudadanía activa ocupa las calles, no acepta silenciosa ni la represión ni los autoritarismos vengan del lado que vengan.
Este espíritu ha nutrido la lucha por más democracia, contra el recorte de derechos y por más participación en el caso de todos nuestros países. Por ello, como articulación regional, nos colocamos al lado de las luchas sociales y populares de nuestro continente, en especial de las luchas de las mujeres, de las juventudes, de los pueblos originarios y de los afro descendientes.
Nosotros luchamos contra cualquier forma de intervencionismo del capitalismo transnacional en nuestros territorios, contra la privatización de nuestras riquezas naturales y de los servicios públicos, por la radicalización y ampliación de la democracia con énfasis en las formas de participación directa de la ciudadanía, y en defensa de los derechos humanos, económicos, sociales y ambientales.
Consideramos que una nueva sociedad, radicalmente democrática, ambientalmente sustentable y socialmente justa solamente será posible con la superación del capitalismo neoliberal por otra forma de economía que tenga como base la solidaridad entre los pueblos, el respeto al medio ambiente y el respeto a los derechos de todas las personas. Esa sociedad es posible, y actuamos para construirla. Ciudad de México, 24 de abril de 2017.