Las desigualdades del hambre: el Índice Global del Hambre (GHI) pone de relieve los progresos desiguales en la reducción del hambre

Las tasas de hambre son consideradas “Grave”, “Alarmante” o “extremadamente alarmante” en 52 países.

Reducción de 27 por ciento en las puntuaciones del Índice Global de Hambre desde 2000.

Perú ocupa el puesto 38 de 119 países calificados

  • Perú mejora significativamente y reduce en 58% el GHI entre los años 2000 y 2017
  • Perú, entre los años 2000 y 2017, avanza de la categoría “grave” (20.9 puntos) a “bajo” (8.7 puntos). Sin embargo, todavía 6,5 millones de peruanos viven en la pobreza y más del 13% de la población infantil padece desnutrición crónica.

 

Octubre 12, 2017 – Los niveles de hambre en el mundo han disminuido más de una cuarta parte desde el año 2000, sin embargo, las puntuaciones del Indice Global del Hambre – 2017 subrayan cuán desigual, precario y frágil es este progreso. La hambruna ha ensombrecido a cuatro países en el último año, mientras que los conflictos y el cambio climático continúan afectando duramente a los más pobres. El Índice Global del Hambre este año indica que más allá de estas crisis agudas, en muchos países, los esfuerzos para cumplir el objetivo de «cero hambre» podrían verse seriamente amenazados por trabas y obstáculos a largo plazo.

 

En ningún otro lugar es esto más evidente que en África al sur del Sahara, donde los datos revisados sitúan a la República Centroafricana en la categoría de “extremadamente alarmante”, la primera vez que un país en desarrollo ha caído en la categoría más alta del informe desde el informe de 2014; El país tiene hoy en día la misma puntuación que el año 2000, lo que sugiere que cualquier progreso logrado en los últimos años se ha invertido posteriormente. Otros países, entre ellos Sri Lanka, Mauritania y Venezuela, también tienen puntuaciones más altas de GHI en 2017 que en 2008, después de haber sido testigos de una disminución de las puntuaciones en las dos décadas anteriores.

 

“Los resultados del Índice Global del Hambre de este año muestran que no podemos renunciar a nuestra determinación de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de no padecer hambre para 2030″, dijo Shenggen Fan, director general del Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI por sus siglas en inglés). “Hemos hecho grandes progresos hacia ese objetivo, pero las evidencias de que este progreso se ve amenazado, ponen de relieve la necesidad de establecer la resiliencia en los sistemas alimentarios. Debemos prestar ayuda inmediata a las zonas que afrontan las crisis más graves, como las hambrunas, y elaborar políticas a nivel internacional y nacional para abordar las cuestiones estructurales que generan una inseguridad alimentaria persistente “.

 

En medio de algunos datos muy preocupantes también hay buenas noticias. El nivel de hambre en los países en desarrollo disminuyó un 27% desde 2000. Durante el mismo período, las puntuaciones de GHI de 14 países, incluyendo Senegal, Azerbaiyán, Perú, Panamá, Brasil y China, mejoraron en un 50 por ciento o más. Angola, Etiopía y Ruanda -cada uno de los cuales experimentó un conflicto violento en las últimas décadas- se encontraban entre los 72 países que mejoraron sus puntuaciones de GHI entre un 25 y un 49,9 por ciento, lo que supuso un progreso desde niveles “extremadamente alarmantes” hasta “graves”.

 

Sin embargo, la disminución media del hambre en los niveles nacionales no expresa a cabalidad las realidades sombrías de los niveles sub-nacionales. Los promedios pueden ocultar zonas rezagadas en las que millones de personas siguen padeciendo hambre, lo que demuestra la necesidad de exigir responsabilidad a los gobiernos para que disponibilicen datos confiables, oportunos y desagregados en los niveles sub-nacionales, así como por la creación de resiliencia en las comunidades que corren el riesgo de que sus sistemas alimentarios se vean afectados por los eventos climáticos o los conflictos.

 

 

En América Latina, los promedios “bajos” del hambre no cuentan la historia de Venezuela, donde la situación social, económica, política y los consiguientes disturbios por falta de alimentos causaron que el hambre aumentara en un 40 por ciento con respecto a los niveles de 2008, empujando al país a un retroceso que pasa de un nivel “bajo” hacia “moderado”.

 

En el Perú, por ejemplo, los niños de la región de Huancavelica tienen dieciséis veces más probabilidades de padecer desnutrición crónica que los de Tacna. En esa línea, esta última región eliminó el retraso del crecimiento en 2010, mientras que en Huancavelica esto recién ocurriría el año 2121 (Save the Children, 2016). En suma, los niños de las zonas rurales tienen tres veces más probabilidades de padecer desnutrición crónica que los niños de los centros urbanos. De igual manera, los niños de familias de bajos recursos económicos tienen once veces más probabilidades de sufrirla que sus pares de mayores recursos.

 

“… Debemos fortalecer la capacidad de recuperación de las comunidades sobre el terreno, pero también debemos reforzar la solidaridad pública y política a nivel internacional.  El mundo necesita actuar como una sola comunidad con el objetivo compartido de asegurar que ningún niño se acueste con hambre cada noche y que nadie se quede atrás”, dijo Dominic MacSorley, CEO de Concern Worldwide.

 

 

Este año, el Índice Global del Hambre centra la atención en el tema de “las desigualdades del hambre”, y hace hincapié en las desigualdades de poder social, económico y político que subyacen a las desigualdades nutricionales. Los grupos con menos poder social, económico y político, como las mujeres y las niñas, las minorías étnicas y los pobres de las zonas rurales, a menudo también experimentan mayores niveles de pobreza y hambre.

 

“La reducción de las desigualdades y el hambre implican la ineludible participación de la población históricamente excluida en el diseño e implementación de las políticas públicas; La sociedad civil articulada, tiene el deber y el derecho de exigir políticas públicas efectivas, incluyentes y acordes con las altas responsabilidades de los estados”, dijo Arturo Bellot, Representante de Welthungerhilfe para Bolivia y Perú.

 

Los esfuerzos para reducir la desnutrición y acabar con el hambre se ven empañados por la falta de datos completos para calcular las puntuaciones de los índices de 13 países. Sin embargo, los países que más sufren son los que carecen de datos: 9 de estos países tienen indicadores como retraso en el crecimiento, emaciación y mortalidad infantil, que suscitan una gran preocupación por los altos niveles de hambre. Dos de estos países (Sudán del Sur y Somalia) fueron incluidos en la declaración de hambruna de las Naciones Unidas y en la advertencia del riesgo de hambruna. Los conflictos en curso en muchos de estos países fueron un factor que inhibió la recopilación de los datos necesarios para calcular las puntuaciones de GHI.

Notas para los editores:

El GHI, que ya lleva 12 años, clasifica a los países en función de cuatro indicadores clave: subnutrición, mortalidad infantil, emaciación infantil y retraso en el crecimiento de los niños. El informe de 2017 clasificó a 119 países, casi la mitad de los cuales tienen niveles de hambre “extremadamente alarmantes”, “alarmantes” o “graves”.

La puntuación media de GHI para el mundo en desarrollo es de 21,8, que se encuentra en el extremo inferior de la categoría “grave”. A nivel regional, Asia meridional (30,9) tiene los niveles más altos de hambre, seguida de cerca por África meridional del Sáhara (29,4). De los países para los que podrían calcularse las puntuaciones, los 10 países con el nivel más alto de hambre son la República Centroafricana, Chad, Sierra Leona, Madagascar, Zambia, Zambia, Yemen, Sudán, Liberia, Níger y Timor-Leste.

Aproximadamente la mitad de las poblaciones de la República Centroafricana, Haití y Zambia están desnutridas, la cifra más alta del informe. En el Sudán Meridional, Djibouti, la India y Sri Lanka, entre un quinto y un cuarto de los niños menores de cinco años pesan muy poco para su estatura debido a deficiencias nutricionales. Más de la mitad de los niños menores de cinco años son demasiado pequeños para su edad en Burundi, Eritrea y Timor-Leste. En Angola, 15 de cada 100 niños y niñas no sobreviven después de cumplir cinco años.

Descargue los documentos aquí:

Sinopsis: https://es.slideshare.net/secret/AcGchfqFNycZrg

Versión en inglés: https://es.slideshare.net/secret/LPHOFSBNH0pEmZ

GHI PERÚ: https://es.slideshare.net/secret/js9XidF9ppcZhH