Posicionamiento de la Alianza de OSC para la Eficacia del Desarrollo en América Latina y Caribe (AOED-ALC): “Hacia una mayor participación de las OSC para el Desarrollo Sostenible en América Latina y Caribe” Segunda Reunión de Alto Nivel de la GPEDC (2RAN) Nairobi-Kenia.
Nosotros, la Alianza de Organizaciones de la Sociedad Civil para la Eficacia del Desarrollo en América Latina y Caribe, conformada por redes de ONG, movimientos sociales de diversos sectores: migrantes, organizaciones basadas en la fe, movimientos y sector feminista, sindicatos, jóvenes, pueblos indígenas y campesinos de la región, convocados a Nairobi, Kenia, para participar en la Segunda Reunión del Partenariado Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo (GPEDC), presentamos nuestra mirada regional y posicionamiento común a continuación.
La AOED regional América Latina y el Caribe, suscribe la declaración global de la Alianza (CPDE); por ello, no repite aquí los señalamientos que figuran en dicho documento.
Nuestra Postura
Ratificamos nuestro compromiso con los procesos de profundización democrática de nuestros pueblos latinoamericanos y redoblamos nuestros esfuerzos de trabajo en favor de un modelo de desarrollo que promueva el “buen vivir” en todos los ámbitos, sociales, económicos y políticos. Nos comprometemos a contribuir con el fin de la exclusión, la pobreza y las discriminaciones.
Adherimos a los principios de enfoque basado en los Derechos Humanos, el trabajo decente, la igualdad de género y la rendición de cuentas mutuas entre múltiples partes interesadas – Estado, Sociedad Civil, Empresas, Organismos Internacionales- para el logro de la cooperación eficaz al desarrollo.
Identificamos a las grandes desigualdades -que no logramos reducir en la región a pesar del crecimiento sostenido del PBI en la última década- como nuestro mayor desafío para promover el desarrollo que realmente quisiéramos. Los programas sociales, que logran disminuir algunas décimas de estas desigualdades, son sobrepasados por la concentración desproporcionada de la riqueza y su acumulación en manos de cada vez menos personas.
Entre las desigualdades que nos caracterizan, las desigualdades de género son de carácter estructural y requieren ser miradas desde las relaciones de poder existentes que se manifiestan en los altos índices de violencia en todas sus formas hacia las mujeres, con menores ingresos en las actividades productivas y la profunda carga del trabajo de cuidado que recae sobre los hombros de las mujeres.
Tenemos una mirada crítica respecto del rol del Sector Empresarial en la cooperación eficaz para el desarrollo y la nueva arquitectura de cooperación que debemos forjar. Entendemos que el Sector Empresarial tiene una gran responsabilidad como parte fundamental de la economía mundial. Pero, no solo tiene que ofrecer empleos decentes y mejores remunerados, sino también contribuir a la creación de más puestos de trabajo, garantizando estas condiciones en toda la cadena de valor sobre la que tiene influencia y alcance. Asimismo tiene que cumplir los estándares ambientales vigentes y sus responsabilidades fiscales en los países involucrados.
El Sector Empresarial, cuando se postula como un actor de la cooperación, debe adherirse a los Principios de Estambul, principalmente el de la apropiación democrática, también debe respetar y promover los Derechos Humanos, incorporar la equidad e igualdad de género, promover la sostenibilidad ambiental, y practicar la transparencia y rendición de cuentas.
Los fondos de la cooperación internacional han disminuido significativamente y lo siguen haciendo. Especialmente aquellos que se destinaban a las Organizaciones de la Sociedad Civil. Esta situación debilita la participación social y puede comprometer los mismos procesos democráticos en los países.
Respecto de la Cooperación Oficial al Desarrollo, se ha privilegiado el destino de los fondos hacia los países de renta media baja. La proporción de la AOD respecto de sus presupuestos los ha llevado a una situación de condicionamientos importantes para sus propias políticas públicas. Afirmamos que los países de renta media (baja y alta), siguen presentando amplias brechas sociales, y deben seguir siendo considerados elegibles para la AOD.
No aceptamos el estatus de Renta Media para los países de la región, y especialmente para Centroamérica e incluso México, aquí las brechas de desigualdad, la inequidad, la corrupción e impunidad no solo se mantienen sino que se profundizan. El indicador de referencia, ya no puede seguir siendo el PBI de cada país, sino otros que miden las desigualdades y las brechas sociales.
Nos alegramos de que se haya avanzado en un histórico Acuerdo de Paz iniciado en el año 2012 entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC-EP, e invitamos a que se inicien con prontitud los diálogos con el ELN, para poner fin al sangriento conflicto que por medio siglo provocó centenas de miles de muertes, violencias de todo tipo y millones de desplazados, dividiendo y traumatizando a generaciones enteras de colombianos/as. En este aspecto, es importante que el gobierno nacional reconozca la acción de las OSC, sus aportes y contribuciones a la implementación, seguimiento y monitoreo del acuerdo alcanzado con las FARC-EP.
Saludamos este proceso, y animamos a la finalización consensuada de las discusiones actuales que permitan clausurar la etapa de violencia vivida, con la convicción de que el camino de la Paz en Colombia es el camino de la Paz en toda la región.
Rechazamos rotundamente el Golpe Parlamentario en Brasil y la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff, los mal llamados “golpes blandos” no son más que un nuevo estilo y forma de golpes de Estado por parte de un sector de la élite política que detenta el poder, con la complicidad de los medios de comunicación, sectores de la justicia y las fuerzas económicas concentradas generando la desarticulación popular, la inestabilidad institucional y la quiebra de la construcción de procesos democráticos en la región.
Nos preocupa la situación de crisis social, política y económica en Venezuela, el desmantelamiento de las instituciones democráticas, las dificultades para operar que están teniendo las organizaciones de la sociedad civil, y el clima que genera condiciones para que se agudicen las confrontaciones violentas en el país.
Apoyamos con gran esperanza los nuevos espacios de diálogo que se han generado con la mediación del Papa Francisco y de las autoridades de UNASUR, y confiamos que los mismos darán sus frutos en el fortalecimiento de la democracia y la construcción de la PAZ.
En este sentido, abogamos por el entorno propicio para la participación de las organizaciones de la sociedad civil para que sus voces sean escuchadas. Hoy en la región se debe tener en cuenta una serie de alertas y amenazas que afectan al sector de las organizaciones sociales. Una de ellas proviene justamente de los Estados, así como también del sector empresarial, en forma de leyes y controles que restringen y limitan el rol social y político de las OSC, a ello se suma la señalización, persecución, intimidación y asesinato a líderes sociales.
Por otro lado, las Organizaciones Sociales son muchas veces relegadas, ignoradas o desconocidas en su rol político y social. Hay una persistente criminalización de las luchas de los pueblos desde los territorios en defensa de sus recursos, su dignidad y sobre todo, la esperanza de vivir un mundo mejor. Es urgente y necesario que sean garantizados los derechos a la libre expresión, de libertad de asociación, de la protesta social, de vigilancia, y mismo tiempo al diálogo político para la incidencia pública.
La región se encuentra fuertemente golpeada por el narcotráfico y por las mafias que operan por detrás del mismo. La trata y el tráfico de personas, la violencia en todas sus formas -en particular los femicidios -, hacen que las organizaciones tengamos que participar activamente en la defensa de los derechos humanos cercenados. Nos preocupa y denunciamos el avance de la corrupción que encontramos en nuestros sistemas políticos, económicos, sociales, jurídicos, comunicacionales y que imposibilitan un desarrollo eficaz y producen violencia y desigualdad. Esta corrupción con raíces propias en nuestra región es también provocada por el accionar externo que resulta cómplice y muchas veces co-responsable de estas situaciones.
En particular llamamos la atención sobre la pérdida de ingentes recursos fiscales provocados por la evasión y elusión que afectan significativamente a cada uno de nuestros países. Evasión que hoy sabemos está muchas veces promovida desde los sectores más altos del poder, incluso, el público.
Las reformas fiscales que se apliquen en nuestros países, deben ser progresivas y no regresivas, com son las que caracterizan los sistemas fiscales de toda la región. Las cargas impositivas no pueden ir en detrimento de la clase trabajadora, la clase media, de los que menos tienen, e incluso de las mismas organizaciones de la sociedad civil si queremos erradicar las desigualdades.
La perspectiva de la interculturalidad es la que en la región se tiene en cuenta a la hora de querer ahondar en la integración regional. Es el marco básico desde el que se construyen las subregiones, las plataformas nacionales y los sectores que conforman nuestra Alianza.
El “Buen Vivir”, filosofía del cual compartimos es un nuevo paradigma para el desarrollo que reivindica valores, creencias y principios de nuestra cultura ancestral y nuestros pueblos originarios. Esta cosmovisión alternativa al modelo capitalista y neoliberal, rechaza el individualismo y el extractivismo, y tiene como idea principal a la comunidad y lo colectivo, estos valores son la base fundamental del desarrollo que proponemos.
Consideramos la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible como el mayor referente que debe tomarse en cuenta, en el marco del multilateralismo para el resto de las cumbres. Ninguna agenda internacional al desarrollo puede estar por debajo de la aspiración de esta Agenda. Las Organizaciones de la Sociedad Civil, estamos comprometidos a que su implementación sea efectiva considerando su perspectiva de derechos, integralidad y sostenibilidad.
Llamamos a las Organizaciones Sociales de América Latina y Caribe, a asumir un rol crítico en todos los espacios de incidencia política tanto nacional como internacional para trabajar por la democratización de los foros internacionales, y la participación social de estos foros. Para que la agenda de Desarrollo sea Sostenible y Eficaz, debemos fortalecer espacios de concertación global e iniciar procesos más legítimos donde sean los pueblos los que participen.
Hacemos un llamado especial a la comunidad internacional que estará presente en la Segunda Reunión de Alto Nivel (2RAN) del Partenariado Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo (GPEDC), a fin de que tomemos conciencia entre todos de las dificultades y desafíos propios de cada país y región, que ratifiquemos y por sobre todo que pongamos en práctica los compromisos que hemos asumido para erradicar la pobreza y la desigualdad a nivel global.
24 de noviembre de 2016.