Nosotras, organizaciones y redes feministas de América Latina y el Caribe, pertenecientes a diversos pueblos indígenas, afrodescendientes, del campo y la ciudad; mujeres lesbianas, bisexuales y trans, mujeres con discapacidad, trabajadoras sexuales, mujeres jóvenes, niñas, mujeres viviendo con VIH, mujeres migrantes, hemos sido actoras protagónicas para la consolidación de acuerdos políticos progresistas que nos han permitido avanzar con firmeza en la lucha por la inclusión y la justicia social.
De cara al Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre Desarrollo Sostenible, enmarcamos que vivimos en la región más desigual del mundo, que si bien ha sido protagonista de revoluciones y cambios sociales, alcanzando grandes conquistas para nuestras sociedades, actualmente enfrentamos en varios países retrocesos democráticos con gobiernos que profundizan la desigualdad, destruyendo posibilidades de desarrollo sostenible desde un marco de derechos humanos y generando mayor exclusión de las mujeres.
En un escenario global que exige cuestionarnos el modelo de desarrollo imperante, reiteramos que para lograr cambios transformadores requerimos que las políticas orientadas a reducir la pobreza se centren en la justa redistribución de la riqueza, con enfoques de derechos humanos e igualdad de género; un respeto hacia los recursos naturales que nos permita lograr un balance para la sustentabilidad ambiental; garantizando el bienestar individual y colectivo como parte central de la agenda del desarrollo sostenible.
La implementación efectiva de la Agenda 2030 requiere real compromiso político de los gobiernos en movilizar los recursos necesarios y suficientes para la erradicación de las desigualdades; avanzando hacia la justicia fiscal y tributaria, empleando mecanismos efectivos de rendición de cuentas y transparencia, que contribuyan a la buena gobernanza. Apoyamos la creación de espacios novedosos de diálogo multiactor y consideramos necesario clarificar y diferenciar los roles de la sociedad civil y la iniciativa privada, porque en la realidad regional las empresas con modelos extractivista agreden derechos humanos, por lo que es necesario regular su participación haciendo especial referencia a sus responsabilidades.
Nuestra región cuenta, como ninguna otra, con acuerdos intergubernamentales progresistas que abordan las especificidades que enfrentamos como región tal como el Consenso de Montevideo, producto de una amplia, permanente y diversa participación del movimiento feminista y que eleva nuestros mínimos de implementación de la Agenda 2030, identificando claramente la imposibilidad de alcanzar el desarrollo sostenible sin una perspectiva de género, ni políticas que construyan condiciones de igualdad de derechos y oportunidades para todas las poblaciones.
Tomando como base central la experiencia de participación que tenemos en espacios regionales como los Órganos Subsidiarios de la CEPAL, es indispensable que la participación de la sociedad civil, se garantice en este Foro, considerando principios como la diversidad y autonomía. Asegurando que la base para esta participación sea el respaldo y el trabajo probado a la Agenda 2030, y a los acuerdos derivados de los Órganos Subsidiarios de la CEPAL.
A lo largo de este camino hemos aprendido varias lecciones, una de las más importantes es la necesidad del abordaje interseccional de las problemáticas que enfrentamos como mujeres. Con esto nos referimos, por ejemplo, a reconocer las múltiples causas de discriminación y exclusión por nuestra identidad de género, condición socioeconómica, identidad étnico racial, orientación sexual, procedencia geográfica, estatus migratorio, entre otras; que impactan el desarrollo de una vida digna.
Desde el movimiento feminista reiteramos que los Objetivos de Desarrollo Sostenible no podrán alcanzarse sin la erradicación de las múltiples violencias que enfrentamos las mujeres y niñas, incluyendo los ataques a defensoras de derechos humanos, los feminicidios y otras formas de violencia política que obstaculizan nuestra participación activa para la transformación de nuestras sociedades.
Hacemos un llamado amplio a las diferentes organizaciones y movimientos sociales aquí presentes a construir una justicia basada en el reconocimiento de nuestras diversidades que deben constituirse en nuestra mayor fuerza política colectiva contra las desigualdades e injusticias que persisten en nuestra región.
Las feministas estamos listas para ser parte activa y comprometida del equipo de trabajo que dinamice las discusiones y aterrice los mecanismos de participación de la sociedad civil, así como los criterios y principios de esa participación.
Ciudad de México, 25 de abril del 2017.